Hay dias que nos traen recuerdos. Hay dias que los crean. Y
hay dias... que se conjuran para recrear atmosferas melancolicas que enmarquen
el momento que acontece casi a camara lenta.
En el contexto de un nublado gris, salpicado por gotas
inclementes que enmascaran las lagrimas que manan desconsideradas. Y es que tan
solo el silencio conoce mis lamentos y mis pesares, se los cuento la viento con
la esperanza de que se los lleve lejos pero el, voluble como solo el viento
puede ser, me los devuelve con el eco de mil voces que retumban en mi mente y
la hacen estremecer. Acongojada frente a su enemigo, la soledad, la tristeza y
la incertidumbre, mismas cabezas de un cerbero enfervorecido con las mandíbulas
llenas de espuma. Y solo me restan las cadenas que la amistad ha forjado y templado
con los años para hacer retroceder a mi enemigo. Cada eslabon duro como el
diamante esta inscrito con los momentos de toda una vida y las palabras sellan
sus uniones.
Soy consciente, me siento seguro, pero ahora el final esta
tan lejos…
Jamas perderé este anclaje y aun me restan mis deseos, cuya
labor ahora es volar a donde tu estes y llevarte todo lo bueno que quepa en
ellos junto con una nota que diga “Vuelve
pronto, amigo”