Supongo que esta entrada que hoy escribo tendrá poco
significado para cualquier lector que me siga con asiduidad. Hoy no hablare de
temas existenciales, de la vida, o de las noticias a escala mundial. Hoy
hablare de algo más cercano y pequeño, más personal en cierta medida y que
quizás solo yo sienta de esta forma.
Como todo en esta vida, hoy le ha tocado desaparecer a otra
minúscula porción del mundo. Ha caído un gigante, maltrecho ya por el paso del
tiempo y las heridas causadas por aviesos puñales traperos.
Cierra sus puertas un icono en el campo del entrenamiento,
un clásico por donde han pasado miles de personas, muchos de ellos grandes
atletas dignos de consideración. En sus maquinas clásicas, vestigios de un
tiempo en que no se perdía la verdad del entrenamiento en comodidades superficiales,
aun se puede notar la energía de aquella gente, vibrante. La esencia del
esfuerzo, el sacrificio y la voluntad se perciben en sus recovecos, casi
gritándote que sigas un poco más, que te esfuerces.
Pero ya no se volverá a ver, no se verá el orgullo de quien
ha superado sus límites, el agotamiento de quien ha dado todo lo que tenia, ni
se oirán los gritos de triunfo. Quedan en silencio las salas, no hablaran mas
las maquinas con su cantinela metálica. Las luces se apagan para no volver a
iluminar los frutos del trabajo intenso.
Se hace difícil decir adiós a quien durante 23 años ha
brindado la oportunidad de realizar sus sueños a los demás. Aun así, espero que
mis palabras hayan sido suficientes para honrar la memoria de este lugar y
gente como se merece.
Un saludo a todos.