sábado, 27 de enero de 2018

Vientos de cambio

Cuando el viento sopla
Y brama furioso en las ventanas
Me acongoja el alma
Me devuelve miedos de la infancia

Y lo oigo resoplar, rugir y bufar
Y con cada respiracion
El acompaña mi compas
En una macabra imitacion

Cuando sopla el viento
Trae consigo los anhelos
Parece que arranca el tiempo
Y se lleva volando los sueños

En esta tempestad
Que ahora azota el exterior
Lanzo yo todos mis miedos
Que los devore su furor

miércoles, 24 de enero de 2018

Marcha de los condenados

Y he que vi mi alma, si, mi alma
Y vi que era mas negra que la mas oscura noche
Y vi el reflejo de mis actos en los ecos del pasado
Así como se ven las huellas en la tierra
Y al verlo llore, si, como llora un recien nacido en este mundo
Y con mis lagrimas trate de borrar las huellas
Como un río que arrastra las ramas secas de su cauce
Pero las marcas eran profundas y los surcos muy marcaos
Y ni todas mis lagrimas alcanzaban a tener la fuerza necesaria
Y alce entonces la mirada
Y vi aquello que me rodeaba
Y vi muerte, si, vi la muerte hasta donde alcanzaban mis ojos
Y la muerte me devolvió la mirada
Entro en mi como un vendaval entra en una casa desvencijada
Arrancando la puerta de sus goznes y abriendo las ventanas de par en par
Y el frió inmisericorde se instalo en cada rincón
Y envolvió con sus gélidos brazos todo mi ser
Y entonces me arrodille, si, como un condenado que suplica por su vida
Y escuche las risas causticas de mis enemigos
Y pude oír como se regocijaban
Y supe que gozaban con mi dolor y se alimentaban de el
Y en ese estado grité, en un alarido sordo que fue engullido sin llegar a resonar
Y pude sentir que me faltaba el aire y como se escapaba la vida de mi interior
Y vi el gran vació y como se cernía sobre mi
Y le acompañaba la locura, si, montando un furioso corcel
Y galopaba hacia mi, sin atender al tiempo ni al terreno
Y al momento se hallaba frente a mi
Y mi cuerpo inerte yacía paralizado
Y la locura me invadió, si, invadió hasta el ultimo atisbo de mi mente y mi espíritu
Y vi que el mundo había cambiado
Y sentí una inconmensurable soledad
Y el mundo estaba de nuevo poblado, pero era un mundo gris y decadente
Y fui entonces consciente que había sido abandonado
Mi alma jamas encontraría la paz
Mi cuerpo roto jamas hallaría reposo
Mi mente enferma jamas seria sanada
Y así me hallé, erguido de nuevo, pero como un fantasma de mi antiguo yo
Y en ese estado emprendí mi marcha, mi éxodo, si
Y supe que no serian cuarenta años, sino toda la eternidad
Pues los condenados jamas encuentran la tierra que mana felicidad.