Un dia, en la Corte de Invierno, se hallaban reunidos los daimyos de cada clan, hablando y bebiendo sake cuando una pregunta surgio.
"Asi pues, ¿cual es la virtud mas importante que debe poseer un samurai?", pregunto la anfitriona.
Todos se giraron hacia ella prestando mas atencion. El primero en responder fue Hida Junuro, el daimyo de los Cangrejo con su porte y sus enormes brazos bramo, "¡Fuerza!". "Puesto que un hombre debil no es un hombre".
Muchos de la sala asintieron calladamente, pero el Akodo Kyuinjin, el Leon, fue el siguiente. "Valor", dijo calmadamente, "puesto que incluso si un hombre es fuerte, puede ser un cobarde y su fuerza no servira mas que para huir"
Muchos asintieron ante la sabiduria de Akodo, pero cuando el joven Shinjo Yuni, el Unicornio, hablo, no hubo sino silencio. "Iniciativa, creo yo". "La fuerza y el valor son buenos y estan bien, pero si un hombre no puede pensar, no puede hacer uso de ninguna de sus virtudes".
Y entonces, repentinamente, una sueva voz hablo entre la multitud. Casi no se oyo mientras decia suavemente: "Lealtad".
Todos se volvieron para ver a Bayushi Ujiro, del clan Escorpion, de pie en la esquina, probando el fresco sashimi de la mesa. "Puesto que si un hombre no es leal, todas sus virtudes sirven a su enemigo".
Hubo un momento de tension que lleno la sala mientras todos los demas daimyos, uno por uno, asentia en aceptacion. El ultimo en asentir, por supuesto, fue Hida.
"¡Bah!" dijo a traves de su espesa barba. "¿Que sabe un Escorpion de lealtad?".
Todos en la sala rieron. Ujiro sonrio bajo su mascara y se aproximo a Hida. "¿Te gustaria poner a prueba esa afirmacion?".
A su lado, Ujiro parecia bastante pequeño, pero no retrocedio. Hida miro ahcia abajo y respondio. "Un solo Cangrejo vale por Escorpin en cualquier dia".
Ujiro asintio, "quiza en las Tierras Sombrias". Se volvio y dio tres pasos, "pero no aqui. Aqui, en la corte de invierno de nuestra adorable anfitriona". Esbozo una sonrisa para la mujer.
"Muy bien, pongamos a prueba a nuestros samurai, ¿de acuerdo?" Ujiro camino por la sala, sus ropas escarlata se arremolinaban a su alrededor. "¿Quien esta dispuesto a poner a prueba a sus samurai frente a los mios?".
"¿Cual sera la prueba?" pregunto Shijo Yuni. "Lealtad, por supuesto", replico Ujiro, "¿no es esa la mayor de las virtudes?". Ujiro dirigio la pregunta a Akodo Kyuinjin, un sabio movimiento puesto que sabia como iba a responder el Leon. "La lealtad de un Leon es incondicional"
"Eso he oido", la voz cargada solo con un apice de sarcasmo. "¿Pero estais dispuestos a aceptar la prueba?".
"Lo estoy", dijo Hida.
"Igual que yo", dijo Shinjo.
Pero Akodo miro a Ujiro con curiosidad, sospechando que algo andaba mal.
"No dudes demasiado, Akodo-san, nuestra anfitriona observa, despues de todo".
Se volvio hacia ella, sonriendo diabolicamente a la luz de las velas "Y escribireis todo esto en vuestro diario, ¿no es cierto, señora?".
"Por supuesto, lo hare"
Se deslizo volviendo hacia los demas daimyo, "lo habeis oido, amiogs. Todos sabemos que la buena señora publicara su diario en primavera. No queremos que el resto del pais nos vea como a unos estupidos...", hizo una pausa ante Akodo Kyuinjin, "...no es verdad?".
"Mis samurai no tiene nada que demostrar", dijo Kyuinjin.
Ujiro se inclino ante el "Muy bien, solo que habia oido que los Leon vivian por sus acciones y no por sus palabras"
Kyuinjin asisntio, "Hai"
"Muy bien, dejanos ver si las acciones de tu yojimbo viven segun tus palabras.
Kyuijin dudo, y por un segundo parecio que su mano se deslizaba hacia su wakizashi, luego inclino ligeramnete la cabeza y dijo secamente, "muy bien".
"¡Excelente!". Ujiro situo rapidamente a los cortesanos en los lados de la habitacion y alineo a los daimyo junto a la pared frente a la puerta. "Entonces, aqui esta nuestra prueba. Cada uno llamaremos a nuestro yojimbo a la sala, luego le daremos una orden".
"¿Que orden sera?", pregunto la anfitriona.
Ujiro sonrio,, "lo demostrare con mi propio yojimbo, Shunsen. Luego, cada uno de vosotros me imitara en su turno. El yojimbo que dude o cuestione las ordenes de su señor sera descalificado, ¿estamos de acuerdo?".
Todos asintieron, pero Kyuijin asintio el ultimo.
"Muy bien, ¿que empieze el juego!". Se volvio hacia la señora y dijo con voz dulce y delicada, "¿seriais tan amable de llamar a Shunsen a esta habitacion?".
Asintio y fue hasta la puerta de la sala. Justo al otro lado los yojimbo de todos los daimyo se arrodillaban sobre unos almohadones y comian arroz.
"Shunsen", dijo, y el Escorpion dejo su arroz y corrio a sus pies inclinandose profundamente. "Tu señor requiere tu presencia"
Shunsen se inclino rapidamente y corrio al interior de la habitacion arrodillandose a los pies de su daimyo.
El tiempo entre que Shunsen se arrodillo y Ujiro dio la orden, sue apenas un suspiro. En ese segundo, Ujiro no miraba a su yojimbo, sino a su anfitriona a los ojos y le dijo, como si estuviera a su lado, "Recuerda esto, mi señora, recuerda esto".
Entonces, Ujiro dio su orden.
"Shunse", dijo.
"¿Mi señor?".
"Matame".
El yojimbo no hizo la mas breve pausa, "si, mi señor".
Su katana estaba fuera de la saya y en Ujiro antes de que nadie pudiera siquiera pensar en moverse. El cuerpo del Escorpion cayo al suelo y su sangre alpico a los demas daimyo.
Luego, sin ninguna pausa, Shunse cayo de rodillas, dejo caer su katana con estruendo, desenvaino su wakizashi y cayo sobre el. Momentos despues el yojimbo estaba muerto.
Los demas daimyo seguian de pie, con la mirada fija en el cadaver de Ujiro y unas palabras resonaban en la mente de la señora, "recuerda esto".
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