domingo, 25 de marzo de 2012

Cinco sentidos


Aun resuenan sus palabras en mi mente, palabras sencillas, breves, pero eso carece de importancia. Tan solo haber oído el sonido de su voz, su timbre, su cadencia, sin importar lo que dijera, pues las palabras ya las pongo yo, de tiempos mejores, en sus labios al hablar.

Y la brisa traicionera trae consigo su aroma, como si tuviese voluntad me envuelve en él y lucho por no extasiarme y recobrar la entereza. Perfume que ancle con fuerza en el recuerdo, que me asalta ocasionalmente de día, que me aguarda como habitual en las noches más intempestivas.

La miro a intervalos, a evasivas, no me atrevo enfocar, el miedo a perderme en sus ojos es demasiado, ¿y si no encontrara el camino de vuelta? Valor; la observo con emoción que contengo a flor de piel, no la permito volar. Mi semblante estoico, no por mucho más, necesito abreviar. Y guardo una nueva imagen, su rostro, delicado; su figura, frágil, el color de su pelo, su ondular, su expresión al mirar y mil detalles más, no quiero olvidar.

Mi piel se estremece, por mis manos asalta sutil una sensación. El contacto no está permitido, pero lo estuvo…y como transportado a aquel entonces, siento sin tocar, noto sin ser tocado. Suavidad, delicadeza, calor, escalofríos, bienestar, a fin de cuentas, contacto sin restringir. Ahora estoy frio y un espasmo pretende alzar mi brazo. No es el momento, no es el lugar, quedaron muy atrás.

Empiezo a salivar, y aun así, siento seca la garganta, un nudo que no me deja tragar. Mis labios secos y agrietados ya olvidaron su sabor, diluido en un mar de alcohol y tabaco, aun noto el sabor salado de las lagrimas que llegaron a empapar. Frescura, inocencia, alegría, intensidad, tan solo me queda imaginar, ¿Cómo era?. Me humedezco los labios, tal vez así consiga recordar.

Andaré, aunque cada paso arrastre el peso de la obligación. Sin mirar atrás… me detengo, no lo puedo evitar, pero ya no estás. Mejor, no hubiera podido más…

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