viernes, 19 de abril de 2013

3 Minutos Sin Control



En 3 minutos he podido contemplar el anhelado pasado, el cruel presente y el incierto futuro. 
Tan solo 3 minutos para paladear el regusto amargo que deja la decepción en el corazón de las personas.
Para saberse perdedor antes siquiera de comenzar la lucha.
Para palpar la distancia insondable que separa el deseo de la realidad y sentir en la piel el suave y gélido roce de la indiferencia, penetrando hasta lo más profundo, lo prohibido.
3 minutos, escaso tiempo para divagaciones, tan solo para el momento y confiar en la suerte de encontrar la máscara adecuada que supla la carencia de voluntad.
Capaz de contener las más poderosas pasiones y encerrar la emoción en una lúgubre celda sin cerradura.
3 minutos de sondeos, de preguntas, de respuestas, de pensamientos, de recuerdos, de esperanzas, de reacciones, de ensoñaciones, de despropósitos, de sacudidas, de despertares… de silencio.
Lo que antes se desvanecía en apenas un suspiro y corría vehemente, se torna ahora arduo y de una tardanza exasperante y tormentosa, que adolece del cansancio de unos pasos lánguidos y desdeñosos.
Como parece disfrutar nuestra percepción de engañarnos con maquiavélicos trucos ilusorios cuando más débiles yacemos.
Pero todo pasa y los 3 minutos forman ya parte del anhelo pasado y nunca más serán.
A la espera de otros 3 minutos, el tiempo tiene otras intenciones para mí.


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