Abrumador
y estremecedor
El
fracaso invade con brutalidad
Cada
fibra de mi ser
Y la
deshace en cientos de fragmentos
Maltrata
mi voluntad con golpes inhumanos
Dejándola
moribunda en el vado del camino
Amoratada
y sollozante
Y sus gemidos
resuenan
En las
cavernas vacías y frías de alma
Rebotando
de una pared a otra
Creando
una atmósfera tétrica y fantasmal
Por
donde mis pensamientos se pasean temerosos
Acobardados
y estremecidos ante el descomunal vacío reinante
Cientos,
tal vez miles de salas
Resonantes
en agónicos lamentos
Tan
oscuras y húmedas que cualquier vestigio de luz
Ha de
luchar con desesperación por no desvanecerse
Y así
triunfa el desasosiego
La
humillación y el propio desprecio
Y así
los ojos se vuelven más oscuros
Casi
ciegos
Y así
la voz se quiebra
Y suena
débil
Y así
la mente cesa en su lucha
Y
abandona la esperanza
Y así,
el hombre se rinde
Y deja
de ser hombre
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