La esperanza es un cáncer en el alma del ser humano.
Crece con cada nueva ilusión rota, con cada decepción, cada fracaso, hasta el mas intrascendente, con cada sueño no cumplido.
Y devora lentamente la esencia de la persona, consumiendo sus fuerzas en una lucha infructuosa avocada de antemano a la perdición.
Día tras día menguan las fuerzas y se debilita el cuerpo. Con el alma enferma nada puede salvarte del abismo.
La esperanza, que te apremia a que continúes, que te impulsa al borde del precipicio, moviendo unas piernas fatigadas con la voluntad del moribundo.
La esperanza, que no te consiente descanso y niega la tranquilidad de saber que todo a terminado.
¡Maldita esperanza!, aléjate de mi y permite el suave reposo de la calma, pues no hay ilusiones que cumplir en un mundo frío e inerte, abandonado a la soledad de la incomprensión, abandonado...a un sufrimiento sin final.
Esperanza, alimento envenenado de un cuerpo efímero que subsiste por tu voluntad. de un rostro demacrado, unos ojos ausentes y vidriosos que miran fijos a un mundo irreal, creado por tus mentiras, esperando algo que jamas será.
Esperanza traicionera, déjame en libertad y permite que el vacío se lleve por fin mi alma y mi cuerpo a la nada, donde debe estar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario